Se aceptan cohechos impropios, especias y metálico

lunes, 20 de diciembre de 2010

Salomón, peón negro y peón blanco

Publicado en Hispalibertas.

Y dijo el rey: «Traedme una espada». Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: «Partid por el medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra».

De este modo ha absuelto la Audiencia Provincial de Madrid, en segunda instancia, a los distintos periodistas del diario El Mundo encausados en el procedimiento de derecho al honor interpuesto por el comisario Sánchez Manzano. Eso para la una.

Igualmente, el tribunal de casación anula el pago de costas en primera y segunda instancia impuestas a Sánchez Manzano, que eran más de 25.000 euros. Eso para la otra.


Pero este rey Salomón le ha cogido gusto a eso de nadar entre dos aguas. ¿Mintió El Mundo? No. ¿Era verdad lo que publicó? Tampoco. El tribunal de la Sección Octava afirma la «veracidad» de las publicaciones, no que fueran verdad, y por si las moscas, lo explica: «La verdad periodística no tiene por qué coincidir con la verdad judicial (de la misma manera que ésta no coincide a veces con la verdadera realidad de los hechos y no por eso es maliciosamente falsa)». Para existir dolo, hay que probar la falsedad maliciosa.

¿Y los insultos? Para el tribunal que preside Antonio García Paredes son cosa de peones, no punibles. Peones negros, los de siempre, y Juan Jesús Sánchez Manzano, al que nombra oficialmente peón blanco:

Las frases descalificadoras y los epítetos mordaces responden más a la rabia periodística de percibir que la verdad de los hechos se podía escapar que a una intencionalidad lacerante contra el señor Sánchez Manzano quien, al fin y al cabo, era un peón del gran ajedrez en el que el Estado se estaba jugando la partida de la persecución y el castigo de los terroristas.

Recurso de Apelación 4/2010 (Proc. Ord. 212/2008), p. 17

Finalmente, el tribunal alaba «el loable esfuerzo que las partes contendientes han realizado en el ejercicio del derecho de defensa de sus clientes; han sido minuciosas en la exposición de los hechos, diligentes en la aportación de las pruebas que consideraron convenientes y han acompañado sus argumentos de un amplio abanico de citas jurisprudenciales con el que, sin duda, han facilitado la labor de los tribunales».

Que lo habéis hecho todos muy bien, pero esto no da más de sí.

Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.

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