Se aceptan cohechos impropios, especias y metálico

lunes, 25 de julio de 2011

La qunta invasión. Fragmentos

 En los últimos días se ha reactivado la venta de mi libro «La quinta invasión. Islamismo 711-2011», algo que no me parece baladí dado que en él se pronostican algunos de los hechos a que estamos asistiendo. Por otra parte, está casi terminado mi segundo libro en solitario, cuyo título, de momento, es : «Historia del islamismo en España. De la muerte de Franco a la de Ben Laden», un repaso cronológico y casi enciclopédico del islamismo español.

Vuelven las teorías conspiracionistas y esta vez, en lugar de "pelanas", se alude a que un hombre solo no podría haber hecho lo de Oslo. Tonto error, una vez más: rota la barrera moral, matar es muy fácil. No es la Ley la que impide matar, o cometer cualquier otra salvajada, es la moral personal. Toda violencia produce otra reactiva y de sentido contrario, que a su vez solo beneficia a los gurús de la violencia, en este caso el islamismo. La exposición de hechos, y reflexiones a su propósito, contenidos en «La quinta invasión. Islamismo 711-2011» parecen especialmente apropiados en este momento. Les dejo algunos fragmentos:
«Hay, efectivamente, algunos populismos fascistoides que intentan hurtar la parte de su discurso relacionada con el islam, pero tergiversan el mensaje hasta hacerlo irreconocible, lo adulteran y convierten en algo obsceno lo que no es sino defensa de la libertad.
(...) Lo más triste es que, ante la inacción, crecerán fanáticos como setas, ya sea en la extrema derecha de las antorchas neonazis como en la izquierda no se sabe qué con pañuelito terrorista, también de antorchas neonazis, mientras el islamismo sigue afianzándose entre personas que, de otro modo, hubieran sido solo ciudadanos moderados y musulmanes».



«Por poner un ejemplo, tras la matanza del 11-M, el Centro Cultural Islámico de Valencia (CCIV) se negó a organizar una donación colectiva de sangre, y su entonces presidente, Ridha El Barouni, desconvocó una manifestación en contra de los atentados terroristas de Madrid. La Generalitat y el gobierno del presidente Camps lo siguieron financiando generosamente con el dinero de todos los valencianos».

«El 3 de octubre de 1988 un tunecino llamado Ridha El Barouni solicitaba derecho de asilo en España. Se trataba del máximo responsable en nuestro país de An-Nahda, un grupo islamista integrado por ex militares tunecinos, entre los que destacan algunos instructores para campos de adiestramiento de Al Qaida en Sudán. Si bien 'An-Nadha' no está incluida por Naciones Unidas en la lista de bandas terroristas, un auto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón sobre el ingreso en prisión de un presunto miembro de Al Qaeda "destaca que se acogía a miembros de organizaciones islámicas extremistas, fundamentalmente de 'An-Nadha'". El líder de esta organización, Rachid Ghannouchi, vivía por entonces exiliado en Londres. (...) el Ministerio del Interior de José Luis Corcuera denegó su petición de asilo en 1990, pero no lo expulsó. Entre su petición y el rechazo gubernamental, la policía detenía en 1989, en Valencia, a ocho individuos vinculados a Hizbollah con 258 detonadores y 220 kilos de explosivos en latas de conservas procedentes del Líbano (...)

Iban pasando los años mientras El Barouni recurría ante la Audiencia Nacional, que contrariando la decisión gubernamental le otorgaba la condición de refugiado en 1991. A finales de 1992, miembros de 'An-Nadha' junto a otros integristas marroquíes y argelinos, fundan una asociación islámica en Valencia denominada Assalam (que significa “paz”, ¿cómo no?). Entre ellos estaban los terroristas Allekema Lamari, que moriría en el atentado suicida de Leganés, tras el 11-M, y Driss el Atellah, terrorista capturado en Bélgica. Casi desde el mismo instante el CNI tiene constancia de que el asilado coordinaba el entrenamiento de elementos terroristas en los campamentos sudaneses de Al Qaeda, al menos desde 1992 a 1997, pero el Tribunal Supremo confirmaba la protección jurídica del Estado español al refugiado, entrenador de terroristas, en 1994. Ese mismo año se funda en la capital del Turia el Centro Cultural Islámico de Valencia (CCIV).
Un año después el Consejo de Ministros del último gobierno González revocaba, de nuevo, dicho asilo, y el tunecino lo recurría, otra vez, ante el Supremo. La Comisaría General de Información y la Comisaría General de Extranjería se pronunciaron en 1996 en contra, por sus actividades terroristas dentro y fuera de España, pero todavía faltaban 12 años más hasta que el Supremo decidiera definitivamente. En 1997 Allekema Lamari es detenido por constituir en Valencia una célula del grupo terrorista argelino GIA, permaneció unos años en prisión y fue excarcelado por un error de la Audiencia Nacional, convirtiéndose en el emir de la célula autora de los atentados del 11-M.

El 14 de enero de 2005, el Juzgado de Instrucción número 12 de Valencia admitía a trámite una querella presentada por el Centro Islámico de España contra la directiva del Centro Cultural Islámico de Valencia y abría diligencias previas para investigar presuntos delitos en la contabilidad del CCIV. Los problemas entre ambas entidades surgieron desde que el Centro Islámico de España cedió la dirección de la gran mezquita de Valencia al CCIV, recuperando posteriormente el control entre guerras judiciales. El portavoz del Centro Islámico de España, Imad Al Naddaf Yalouk, explicó la «injerencia de otros estados extranjeros», contraria a la entidad «española, apolítica, no lucrativa y ajena a cualquier injerencia de estados y embajadas» que deseaban. El centro de Valencia se había convertido, según Imad Al Naddaf Yalouk, en una especie de cortijo a base de «contrataciones a dedo» y «facturas falsificadas... Desde que el dinero no se administra como es debido». Y todo, bien engrasado con abundantes subvenciones.

La pelea judicial siguió y Ridha El Barouni continuó siendo un refugiado político en trámites hasta que, a finales de 2008, el Supremo ratificó la denegación de asilo inapelable.
La ponente, María del Mar Teso, señala que en el informe del CNI con fecha de abril de 2005 hay un relato "trabado y coherente que narra episodios acontecidos en los viajes y las actividades del recurrente" como líder de la organización 'An-Nahda', detenido en Italia con documentación de dicha organización "para relanzar la lucha islamista en Túnez", y también en Alemania, y “documentación, vídeos y cintas con instrucciones para la fabricación de sustancias explosivas”. En agosto de 1996 Osama Ben Laden firma su primera fatwa, declaración de guerra, publicada en el diario inglés Al Quds Al Arabi.
Lo último que se supo sobre Ridha El Barouni es que pensaba seguir residiendo en España, y que tenía intención de apelar al Tribunal Constitucional o al de Estrasburgo si hiciera falta.

Habían pasado exactamente 20 años de estancia y subvenciones para el que, según explica la sentencia, el CNI califica como "un peligro para la seguridad nacional", que coordinaba entre 1992 y 1997 "el entrenamiento de elementos terroristas en campamentos de Al Qaeda", justo durante el periodo de estancia de toda la cúpula de Al Qaeda en Sudán (1992-1996), cuando el yihadismo asumió en sus postulados que para reinstaurar el califato mundial era obligado derrotar antes a Occidente. Y Occidente es para ellos Estados Unidos, Israel y Al Andalus, es decir, España».
 NOTA:
Esta noche, a las 20 horas, haremos un programa de radio especial dedicado a la matanza y el carnicero de Oslo. Se lo recomiendo, será interesante.
Interesantes son también los análisis de Eduardo Robredo, Manel Gozalbo, Augusto o Massimo Introvigne. Imprescindible, el artículo de Bruce Bawer en pajamas media, A double Tragedi for Norway. El periodismo profesional se está cubriendo de gloria con este episodio, haciendo portadas con serpientes de verano.

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