Abdelkader El Farssaoui, alias Cartagena, presentó una querella criminal contra El Mundo y su subdirector, Antonio Rubio, el 26 de marzo de 2007 por un «delito de descubrimiento y revelación de secreto», el fiscal del Juzgado de Instrucción número 7 de Madrid pide para Antonio Rubio «la pena de prisión de 3 años» e «inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión de periodista durante el tiempo de la condena».
La petición de la Fiscalía de Madrid es por este artículo firmado el 31 de mayo de 2005:
"Las notas del confidente 'Cartagena' prueban que la Policía controlaba a la cúpula del 11-M"El artículo de El Mundo hoy es el siguiente:
El fiscal pide 3 años de cárcel a un subdirector de EL MUNDOAcusa a Antonio Rubio del delito de revelación de secretos por desvelar que el imam 'Cartagena' era un confidente infiltrado en las tramas del 11-M / Según las notas de la Policía, 'Cartagena' les informó de que un grupo islamista en el que estaba 'El Tunecino' quería «hacer la 'yihad' en Marruecos y España» / A raíz de lo publicado por EL MUNDO, Del Olmo le tomó declaración y el confidente fue como testigo al juicio del 11-M y lo hizo a cara descubierta
EL MUNDO
Madrid
La Fiscalía de Madrid ha solicitado la pena de tres años de cárcel e inhabilitación profesional por ese mismo periodo para Antonio Rubio, subdirector de EL MUNDO, por un supuesto delito de «revelación y descubrimiento de secreto». Esa petición fiscal está basada en las informaciones publicadas por este diario el 31 de mayo de 2005 donde se descubría que «las notas de Cartagena prueban que la Policía controlaba a los jefes del 11-M». La petición fiscal, según ha podido saber este periódico en fuentes judiciales, ha sido supervisada y aprobada directamente por el fiscal jefe de Madrid, Eduardo Esteban.
Cartagena, nombre de guerra de un marroquí que ejerció como imam de la mezquita de Villaverde (Madrid) y que fue declarado testigo protegido en septiembre de 2004, trabajó para la UCIE (Unidad Central de Información Exterior) entre octubre de 2002 y febrero de 2004.
Con anterioridad a los atentados del 11-M, Cartagena informó a sus controladores de que «un grupo islamista pretendía hacer la yihad en Marruecos y España». Entre ese grupo estaba Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, que se inmoló en la casa de Leganés el 3 de abril de 2004, y su cuñado Mustapha Maimouni, que fue detenido en Marruecos acusado de pertenecer a la célula que atentó en Casablanca el 16 de mayo de 2003.
Toda esa información, revelada por EL MUNDO, estaba recogida en 12 fichas policiales o «notas informativas» donde la UCIE iba plasmando toda la información que le proporcionaba el imam de la mezquita de Villaverde. Cartagena, que en las «notas informativas» policiales publicadas por este diario aparece con su nombre real (Abdelkader El Farssaoui) y su foto, era el asesor espiritual de El Tunecino y de Maimouni, quienes junto a Jamal Ahmidan, El Chino, formaron el grupo islamista que preparó los atentados del 11-M.
Cartagena, que se había convertido en confidente policial y estaba a sueldo de la UCIE, consiguió la condición de testigo protegido del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, cuyo titular es Baltasar Garzón, el 6 de septiembre de 2004 porque reveló, dentro de la operación Nova, que un grupo de islamistas quería atentar contra la Audiencia Nacional.
Como consecuencia de la operación Nova, el confidente Cartagena abandonó Madrid y se trasladó primero a Granada y después a Almería, donde ejerció como imam de la mezquita de Roquetas de Mar. El 20 de octubre de 2004 Cartagena fue detenido en Almería y acusado de pertenecer a una célula islamista. La prensa local y Canal Sur se hicieron eco de aquella noticia y publicaron su nombre real, su foto e imágenes de él y de su esposa: «El imam de la mezquita de Roquetas de Mar, Abdelkader El Farssaoui, fue detenido a última hora de anoche por agentes antiterroristas de la Comisaría General de Información, por su presunta implicación en una célula terrorista…». Después, la prensa nacional publicó que Cartagena, confidente y testigo protegido, fue detenido en Almería.
Un mes más tarde, el 23 de noviembre de 2004, el juez Juan del Olmo, que investigaba los atentados del 11-M, se dirigió, mediante escrito, al titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 y solicitó que se le informara sobre «el paradero del testigo protegido por ese Juzgado Cartagena, quien en el procedimiento policial denominada operación Nova era supuestamente confidente de la UCIE y desempeñaba funciones de imam encontrándose supuestamente en la zona de Almería […] a los efectos de su urgente citación para que preste declaración como testigo en el presente procedimiento».
Ese escrito del juez Del Olmo, con todas las características y circunstancias del testigo protegido Cartagena, estaba incorporado al sumario del 11-M y era asequible a todas las partes. Y es entonces cuando Cartagena se pone en contacto con Antonio Rubio, subdirector de EL MUNDO, para denunciar su detención y las sorprendentes revelaciones que Del Olmo había hecho sobre su persona. Cartagena reveló a EL MUNDO que había trabajado para la UCIE y que «si le hubieran hecho caso se habrían evitado los atentados del 11-M».
La denuncia de Cartagena era de gran relevancia y trascendencia y EL MUNDO y Antonio Rubio intentaron verificar y documentar aquellas acusaciones. El 31 de mayo de 2005, meses después de la detención de Cartagena en Almería y de su petición de ayuda, este periódico pudo confirmar y verificar que sus denuncias eran ciertas: había trabajado para la UCIE y, además, había informado con antelación de los atentados que un grupo radical pretendía llevar a cabo en España y en Marruecos.
Toda esa información, adelantada por Cartagena, estaba recogida y documentada en 12 fichas policiales o «notas informativas» de la UCIE a las que tuvo acceso EL MUNDO.
Cuando Antonio Rubio publicó aquella información, 31 de mayo de 2005, el juez Del Olmo, instructor del 11-M, desconocía que en el Central 5 de la Audiencia Nacional y en la UCIE existían unas fichas policiales donde se documentaba y acreditaba que Cartagena avisó con anterioridad al 11-M de que un grupo de radicales islamistas, dirigidos por El Tunecino, quería atentar en España.
Del Olmo reclamó esa documentación, las «notas informativas» de la UCIE, el 2 de diciembre de 2005, según consta en el sumario del 11-M. En ese sumario también figuraba y se recogía que el 29 de diciembre de 2005 la UCIE entregó al juez Del Olmo 10 de las 12 «notas informativas». Las dos fichas policiales que faltaban, las números 6 y 10, fueron destruidas -según oficio de la UCIE al juzgado- «cumpliendo lo ordenado por el Juzgado Central de Instrucción 5 a mediados del presente año».
Meses después, exactamente el 1 de diciembre de 2006, Cartagena presentó un escrito de 16 folios ante la Audiencia Nacional donde denunció, entre otras cosas, que fue presionado y coaccionado por agentes de la UCIE (Unidad Central de Información Exterior) para que no hablara al magistrado Baltasar Garzón de las informaciones que tenía sobre la banda terrorista ETA y su relación con grupos islamistas y que no revelara nada al juez Del Olmo sobre el 11-M.
Esa denuncia del testigo protegido Cartagena ante la Audiencia Nacional iba firmada por Abdelkader El Farssaoui, nombre real del confidente policial. (Ver EL MUNDO del 4, 5 y 6 diciembre de 2006).
Cartagena consiguió la categoría de testigo protegido el 6 de septiembre de 2004 por colaborar con la Justicia y con tal motivo obtuvo una nueva y secreta identidad que le otorgó el Ministerio del Interior. Sin embargo, Abdelkader el Farssaoui, Cartagena, siguió utilizando, sin ningún reparo ni precaución, su identidad real en todos los escritos y actos en los que participó después de haber conseguido la condición de testigo protegido. Esa nueva y secreta identidad nunca fue revelada por EL MUNDO.
Finalmente, Cartagena perdió su condición de testigo protegido el 20 de junio de 2008. La Sección 3ª de la Sala Penal de la Audiencia Nacional acordó «dejar sin efecto la condición de testigo protegido» y entre las causas esgrimidas por la Sala está la de que Cartagena presenta una «inobservancia del protocolo de seguridad que corresponde a la protección que se le viene otorgando […], uso indebido (se refieren a la nueva documentación facilitada)[…], seguir exigiendo que el Estado contribuyera a ayudas económicas para su familia con claro abuso de su status…»
Curiosa y sorprendentemente, Abdelkader El Farssaoui, más conocido por Cartagena, presentó una querella contra EL MUNDO y su subdirector, Antonio Rubio, el 26 de marzo de 2007. Es decir, dos años después de que este diario publicara que «las notas de Cartagena prueban que la policía controlaba a los jefes del 11-M» y un año más tarde de que él mismo denunciara en la Audiencia Nacional, con su nombre real, las presiones a las que supuestamente fue sometido por la UCIE. También hay que recordar que fue el propio Cartagena quien se puso en contacto con este diario.
Y por ese supuesto «delito de descubrimiento y revelación de secreto», el fiscal del Juzgado de Instrucción número 7 de Madrid pide para Antonio Rubio «la pena de prisión de 3 años […] inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión de periodista durante el tiempo de la condena».
No hay que olvidar que Cartagena o Abdelkader el Farssaoui no sólo trabajó para la UCIE, también lo hizo para el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y los servicios secretos marroquíes.
Las confidencias de un imam
EL MUNDO consiguió las notas elaboradas por la UCIE con la información facilitada por 'Cartagena' y publicó y denunció el 31 de mayo de 2005 que el grupo islamista que atentó en el 11-M ya estaba controlado antes de esos sucesos. En diciembre de 2006, el propio Cartagena denunció que la Policía le había presionado para que no informara de esos hechos y otros a los jueces Garzón y Del Olmo. Este diario reveló esa información el 4, 5 y 6 de diciembre de 2006.
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