Que yo sepa es la primera entrevista que concede Rodolfo Ruiz. La publica José María Garrido en El Plural:
- Usted está en el punto de mira de la derecha desde el año 2005 a raíz de las detenciones de dos concejales del Partido Popular madrileño por agredir a José Bono. ¿Qué recuerda de aquello?
Con esta historia me atizaron mucho el Partido Popular, Federico Jiménez Losantos y El Mundo. Al menos eso es lo que me dice mi entorno, porque en esos momentos tan duros para mi familia y para mí, intentaron aislarnos de lo que decían en la prensa. Nuestros amigos intentaban protegernos un poco, porque aquello fue un calvario. Pese a todo, a veces, a escondidas, repasaba los medios para ver las falsedades y calumnias que decían de mí.
- Campaña de acoso y derribo que se agravaría cuando la Audiencia Provincial de Madrid le condenó por falsear el atestado del caso Bono y por coacciones a sus subordinados.
Así es. La campaña de linchamiento se agravó cuando la Audiencia Provincial me condenó (el 8 de mayo de 2006) a cinco años de cárcel y 10 de inhabilitación. Menos mal que luego (en junio de 2007), como no podía ser de otra forma, me absolvió el Tribunal supremo, que revocó la sentencia de la Audiencia provincial de Madrid por infracción de ley, precepto constitucional y quebrantamiento de forma. Lo triste es que al tribunal que me condenó de la Audiencia Provincial no le pasó absolutamente nada.
- Por tanto, el Supremo le exhoneró definitivamente de todos los cargos y el caso Bono se cerró judicialmente.
Así es, se cerró firme con la sentencia del Tribunal Supremo (…) Pero a pesar de eso, el PP y El Mundo siguieron adelante con su campaña de acoso, dando a entender que si los magistrados del Tribunal Supremo me absolvieron eran porque había pasado algo raro.
- Paralelamente al caso Bono, la derecha no dudó en atizarle a raíz de la famosa “mochila de Vallecas”. Pero vayamos al principio. ¿Usted cómo vivió el día del atentado?
Como todos los días, el 11 de marzo de 2004 salí de casa a las 8 de la mañana para ir a la Comisaría. Nada más entrar en el coche, al ver la cara del conductor que fue a recogerme, intuí que había pasado algo grave. Efectivamente, así fue. El conductor me dijo que desde la emisora estaban mandando a todos los coches policiales y ambulancias a la estación del Pozo, así que nos fuimos directamente allí para ver lo que había pasado. Aquello fue dantesco.
- Sin duda, vería imágenes horribles teniendo en cuenta que en aquella estación hubo 67 víctimas mortales.
Sí, fue horrible. Mientras socorríamos a los heridos vi imágenes imborrables. En especial, hay una cosa que me impresionó mucho, el sonido de los móviles de los muertos. Era sobrecogedor cuando iba andando entre lo que quedaba de los vagones y sonaban sus móviles porque sus familias les estaban llamando para conocer cómo estaban.
- Tras socorrer a los heridos, llegó el momento de trasladar los objetos personales y la famosa mochila. ¿Qué sucedió realmente?
La juez de guardia dispuso que los objetos quedaran depositados en la Comisaría de Puente de Vallecas. Sin embargo, horas después, desde la Audiencia Nacional, el juez Juan del Olmo pidió que para centralizar todo, mandásemos todos los objetos personales al Campo de las Naciones (donde también se encontraban todas las víctimas mortales del terrible atentado). Pero por la tarde, la juez de Guardia se personó en el Pozo y nos preguntó si todos los objetos estaban en la Comisaria de Puente de Vallecas. Le dijimos que no, que por orden del señor del Olmo, todos los objetos habían sido trasladados al IFEMA. Ella insistió que, tal y como quedaba reflejada en el acta, los objetos debían trasladarse a nuestra Comisaría. El juez del Olmo estuvo de acuerdo y nos pidió que custodiáramos los objetos e hiciéramos una requisa de todo lo encontrado.
Yo estuve en la comisaría hasta las 12 de la noche. Ya en casa, sobre la una y media de la madrugada, me llamaron para decirme que habían encontrado una bomba. Yo les dije que llamaran a los TEDAX y siguieran el protocolo establecido para estas situaciones. Fue cuando se llevaron la mochila al Parque Azorín y la explosionaron.
- Sin embargo, la derecha mediática y política ha intentado presentar lo sucedido de otra forma.
Efectivamente. Hay teorías de lo más peregrino (…) Entre ellas, construyeron la teoría de que había puesto la mochila, tal y como dice Pedro J. Ramírez, por orden de mi jefe. Así, la gente empezó a hacer comentarios del tipo de que yo había puesto la mochila por orden de Zapatero. Sin duda, yo soy un perseguido político por parte de un partido y con el concurso de unos medios de comunicación.
- ¿Antes de realizar ese tipo de afirmaciones, o seguir involucrándole en el 11 de marzo, se puso en contacto con usted Pedro J. Ramírez o alguien del diario El Mundo?
Para nada. Ni Pedro J. Ramírez ni nadie de El Mundo se puso en contacto conmigo. Eso es lo que me hubiese gustado, que se hubieran puesto en contacto conmigo.
- La campaña que han llevado a cabo contra usted ha tenido consecuencias dramáticas en su familia. Estoy hablando, por ejemplo, del suicidio de su mujer.
Sí, para mí han sido culpables de la muerte de mi mujer. Y no lo digo yo. Los médicos que la atendieron no descartan que toda esta campaña influyera en la muerte de mi mujer, porque ella se entregó muchísimo, luchó y peleó por mí, estuvo recogiendo firmas e incluso habló con Rajoy. (…) ¡Qué valor tuvo la pobrecilla! Yo, antes de morir, le dije que tuviera valor, que luchara por su vida como luchó por mí, pero no pudo. Nunca olvidaré que le llegó a escribir cartas a Rajoy, al Rey, al Defensor del Pueblo, al Defensor del Menor…
- ¿Qué le dijo Rajoy a su mujer?
Mi mujer y mi hermana se encontraron con Rajoy un domingo que yo estaba en la montaña. Cuando llegué a casa, mi mujer daba saltos de alegría. Pero yo le dije que no se fiara, que Rajoy tan sólo había tenido con ella buenas palabras y nada más. En concreto, Rajoy le dijo a mi mujer que no se preocupara, que todo era un problema del PP de Madrid, que hablaría con ellos y que las cosas se solucionarían. Por su parte, mi mujer defendió mi profesionalidad, le dijo que yo sólo había cumplido órdenes. Me acuerdo de que cuando llegué de la montaña, ante las buenas palabras de Rajoy, parecía que había montada una fiesta en casa. Yo estoy convencido que si ese día se hubiesen celebrado las elecciones, mi mujer habría votado al PP.
- Al final, hicieron lo contrario de lo que Rajoy le aseguró a su mujer.
Sin ninguna duda. Ellos continuaron con su campaña de linchamiento (…) A veces, me preguntó por qué se han cebado conmigo. Qué sentido tiene este linchamiento, esta inquisición contra mi persona. Han arruinado mi familia y mi profesión (en 2007 Rodolfo Ruiz se prejubiló por “alteración psicofísica”). No hay derecho. Yo tenía un puesto de trabajo que me gustaba, era feliz. ¿Y ahora, qué tengo?
- ¿Ha denunciado a algún político o periodista ante las calumnias que le han dedicado sin piedad?
Sí, interpuse una querella criminal a Jiménez Losantos por todo lo que dijo de mí (…) El juez ya ha dictado un auto de acusación. Es decir, Losantos está imputado por un presunto delito de injurias y calumnias. Estamos en la fase previa del juicio oral. En cuanto a Pedro J. Ramírez, no lo descarto en el futuro, pero de momento, mis abogados me lo han desaconsejado por un problema de poder de influencia. Sin embargo, yo no lo descarto, porque más de lo que me han hecho no me van a hacer. Con decirte que mi mujer ha muerto te digo todo.
- ¿Y no piensa que es mejor olvidarlo, pasar página y empezar de nuevo?
No, olvidarlo es imposible. Nunca lo olvidaré, ni por supuesto les voy a perdonar. Intento no recrearme, pero olvidar es imposible. Porque no ha sido un día o dos, han sido años. Es que es muy duro escuchar como Losantos, despectivamente, riéndose y cachondeándose, dice cosas como que he colaborado en una masacre criminal o he inundado de pruebas falsas el sumario.
Pedro J. ha dicho respecto de mí que si he hecho un cesto (en referencia al caso Bono), haría perfectamente un ciento (en referencia al 11 de marzo). Que tengo una conciencia muy porosa, como las bolsas de polietileno, es decir, que soy una persona sin escrúpulos ni conciencia. También dijo que me ascendieron por el hallazgo de la mochila de Vallecas. ¿Sabes cuánto me supuso el ascenso, cuánto gane al pasar de la Comisaría de Puente de Vallecas a la Brigada de Información? 80 euros.
Es muy duro escuchar a un consejero (en referencia a Francisco Granados) decir que he salido de la comisaría con una mochila al hombro, o a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, decir que mi actuación es comparable con las checas.
Por tanto, eso nunca lo olvidaré. Eso sí, sé que la vida continúa, y aunque he pasado momentos muy duros y difíciles, he salido a flote. Porque eso es lo que ellos quieren, que me destruya, pero no lo van a conseguir. Toda la vida he peleado y he luchado y así lo voy a seguir haciendo.
- ¿Por qué es la primera vez que cuenta esto a un medio de comunicación? ¿Por qué no lo ha hecho antes? ¿Por qué cuando la campaña contra usted era más intensa no se quejó públicamente del daño que le estaban haciendo?
No lo hice porque dirigentes policiales me recomendaron no hacer nada. Pese a que lo estábamos pasando muy mal y toda la familia estábamos en tratamiento psiquiátrico, nos dijeron que lo mejor era que pasara el tiempo.
(…) Eso sí, hasta que se produjo la sentencia del Tribunal Supremo, todo lo que pasé lo tengo escrito. Escribía porque me servía de deshago. Mi intención era publicarlo, de hecho, un amigo periodista me estuvo echando una mano, corrigiéndome los escritos. Pero cuando ya se produjo la Sentencia preferí dar carpetazo e intentar recuperar el tiempo, dejar de ser prisionero de esta situación. Por aquel entonces también empezó el agravamiento de la enfermedad de mi mujer, y lo dejé de hacer. Pero está ahí, escrito en mi casa.
- Por último, ¿se considera una víctima de la política?
A veces, cuando hablo con gente que vota al PP, se justifican diciendo que yo he sido una víctima de la política. Pero eso no es así. Yo he sido victima de un partido político y de unos periodistas. Me niego a englobar a toda la política en general. No podemos meter en el mismo saco a todos los políticos y periodistas.
(El único requisito que Rodolfo Ruiz exigió a la hora de conceder a El Plural esta entrevista era no ser fotografiado. Asimismo, aseguró que su único objetivo era intentar crear un debate sobre los límites de la libertad de prensa).
Para entender mejor de qué va el diario de Pedro J. -"doble personalidad editorial, de diario de la derecha conservadora y a la vez protector de Zapatero"- y a raíz de la apoteosis zapateril en la fiesta de El Mundo, el perrito de Pablo Sebastián, Marcello, publicó ayer "El 20 aniversario".
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