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lunes, 16 de noviembre de 2009

Confiesa que iban a cometer un atentado suicida en Barcelona

En la primera jornada, la del viernes, tres de los cuatro islamistas negaron los hechos. Qadeer Malik, encargado de fabricar las bombas, dijo que "un animal no caga donde come", y que estaba "al mil por ciento en contra de los islamistas violentos", porque el Corán no permite a los musulmanes "ni pensar en matar". Pero hoy, uno de ellos, testigo protegido cuya delación permitió la detención en enero de 2008 de once miembros de la célula islamista, ha confesado que iba a cometer un atentado suicida en el metro de la Ciudad Condal junto a otras tres personas.
El islamista arrepentido es más miserable, si cabe, que sus fanáticos compañeros. En efecto, no tenía ningún problema en causar una masacre que hubiera estado a la altura del 11-M, mientras pensó que su función era fabricar las bombas. Cuando otro de los islamistas, Shaib Iqbal, le comunicó que sería uno de los suicidas, repentinamente tuvo una crisis de fe.

Fueron detenidos el 18 de enero en la mezquita y, al día siguiente, 19 de enero 2008, estaba previsto el atentado.

Familiares de los islamistas, peones negros
El pasado jueves, tras el comienzo del juicio, familiares de los acusados dijeron a los periodistas que el testigo protegido era un infiltrado de Francia y que se trata de "un montaje" político en el que "los acusados son víctimas del Gobierno paquistaní y español".


La acusación de la Fiscalía
González Mota indica que los líderes de la célula eran Mahroof Ahmed Mirza, iman de una mezquita barcelonesa, y Mohammad Ayud Elahi Bibi, y pide para ellos 18 años de prisión al acusarles de un delito de pertenencia a organización terrorista en grado de dirigente y otro de tenencia de explosivos.
En un segundo escalafón estarían Ahmed Hafeez, Sahib Iqbal, Roshan Jamal Khan y Mohammed Tarik, para quienes el fiscal pide 16 años de cárcel por delitos de pertenencia a organización terrorista y tenencia de explosivos. En este grupo también se encuentra Qadeer Malik, que se enfrenta a una petición de 18 años de cárcel al sumarse a su acusación un delito adicional de falsificación de documento oficial.
Los acusados Mehmooh Khalid, Inram Cheema, Mohamed Shoaib y Aqeel Uhr Rehman Abbasi iban a ser los suicidas y están acusados de un delito de pertenencia a organización terrorista. El fiscal pide 9 años de cárcel para todos ellos menos para Cheema, para quien solicita 16 años de prisión al atribuirle también un delito de tenencia de explosivos.


Talibanes pakistaníes
La célula formaba parte de un grupo terrorista dirigido por Baitullah Mehsud, líder de los talibanes pakistaníes, y que ha reinvidicado la mayoría de los atentados cometidos en Pakistán en los últimos años.
Además, destaca que el ataque contra el Metro de la Ciudad Condal era sólo el principio de una campaña criminal, ya que los terroristas "estaban preparados y organizados para la realización de una serie de atentados terroristas en Europa que comenzarían en Barcelona". Los 11 presuntos terroristas fueron detenidos en la noche del 18 de enero de 2008 gracias a la confesión del testigo protegido. El delator formaba parte del grupo terrorista desde hacía tres años y había operado en Francia y Pakistán. Los líderes terroristas le enviaron a Barcelona, donde pensaba que iba a estar dos o tres semanas, pero los jefes de la célula le ordenaron inmolarse junto a los otros cuatro suicidas.


La historia
En su declaración, el testigo -identificado en el sumario como F1- ha explicado que llegó a España procedente de Francia el 15 de enero de 2008, con instrucciones de reunirse en una mezquita de Barcelona con Maroof Ahmed Mirza, para quien el fiscal pide 18 años de prisión al considerarle dirigente de la célula.
Según ha relatado, "su organización" le envió a Barcelona para participar en los ataques que se planeaban porque había pasado el anterior año y medio en campos de entrenamiento de Pakistán y Afganistán, preparándose en el manejo de armas y explosivos.
A la pregunta del fiscal de cuál era esa organización a la que decía pertenecer, el testigo ha respondido: "Al Qaeda". En su declaración, que corrobora la versión recogida por el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales, ha explicado que el plan consistía en que él y otro de los acusados, Imran Cheema, para el que se piden dieciséis años de cárcel, se montarían en el metro llevando "en bolsas o en la chaqueta" artefactos explosivos que otra persona haría estallar desde el andén.
Un atentado preparado para el 19 de enero de 2008El testigo ha relatado que la explosión iba a tener lugar el 19 de enero de 2008, pero no ha sabido precisar a qué hora, aunque sí que los artefactos iban a fabricarse la noche del viernes 18, en la que los acusados fueron detenidos cuando se encontraban en una mezquita en la que los miembros del grupo Tabligh -al que pertenecen la mayor parte- solían hacer reuniones todos los fines de semana.
Según ha explicado, este primer ataque iba a ser reivindicado por la organización Tehrik e Taliban Pakistana, en cuyas acciones se enmarca este ataque-, que haría una serie de "demandas"; y que si estas peticiones no se atendían, un "segundo equipo" realizaría otros atentados en Alemania, Portugal, Francia y Reino Unido.
Una de las pruebas que esgrime el fiscal respecto a los planes de este grupo es, en efecto, la reivindicación que hizo este movimiento en un vídeo que fue colgado en la página web wwww.nefafoundation.org en el que su portavoz Maulvi Omar aseguraba que "el de Barcelona fue conducido por 12 de nuestros hombres".
No sabía que íba a ser uno e los suicidasEl testigo ha dicho que no supo que él iba a ser uno de los suicidas hasta estar ya en Barcelona, cuando, tras permitirle realizar una llamada a su familia, el también acusado Shaib Iqbal le dijo que "ésa iba a ser la última vez que hablara con ellos", ya que hasta ese momento pensaba "que iba a fabricar bombas".
En ese momento "se vino abajo" y decidió que "tenía que acabar con eso", por lo que fue al baño, encendió su teléfono -porque no le permitían hacerlo donde todos estaban reunidos- y llamó a un amigo suyo que era policía en Francia, al que contó los planes de atentado que estaban en marcha.


Esta confesión coincide con la del fiscal, por la que los acusados -nueve pakistaníes y dos indios- iban a atentar en Barcelona para permitir al líder talibán Amir Baitullah Mehsud -emir del grupo- efectuar "peticiones que, en caso de no ser atendidas, desencadenarían otros atentados terroristas" en Europa.

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