"El que más quemó es ahora él mismo pasto de las llamas".
Así dijo el verdugo cuando prendió la última hoguera de las vanidades, la de Savonarola. Es una especialidad vaticana, alimentar un monstruo que luego intenta comérselos. Entonces vienen las acusaciones de herejía, sedición y errores que terminan en excomunión, arresto, tortura y ejecución. A Savonarola lo torturaron 42 días hasta que firmó la confesión. Fue colgado con cadenas junto a sus dos amigos (siempre hay dos amigos) y quemado en el mismo lugar donde él quemaba a sus enemigos. Lo sacaban y volvían a meter en la hoguera, para que solo quedaran las cenizas que arrojaron al río y sus sectarios no dieran la murga con reliquias.
El problema siempre es el mismo. Obispos dedicados a lo que no deben, la política, encantados con eso de ser príncipes de la Iglesia. Cuando sale un obispo bueno, o lo matan como a monseñor Romero, o es santo como Wojtyla. Que los obispos hagan política es, siendo generoso, discutible, pero que sean partidistas clama al cielo y es normal que algunos fieles se crean huérfanos. Pensaron que Zetapé era un Juliano (gran hombre y mejor persona, a pesar de Mommsen) y se buscaron su pico de oro, pero ni era san Juan, ni Crisóstomo.
Sólo hay un dios, Pedrojota, y Federico es su profeta… los demás se pueden meter su X donde les quepa. -Credo de la nueva fe.
En general se buscan un predicador para hacer su trabajo. El tipo funciona, no es Domingo de Guzmán o Vicente Ferrer pero sirve a su propósito, de momento. Se viene arriba con los éxitos, pierde pie y termina fuera de la realidad, caricatura de sí mismo, atacando a todo y todos cuantos no le den la razón. El apocalipsis no llega, el profeta del fin de los tiempos se rodea de plañideros que luchan a muerte contra los Arrabbiati. Le falla al gurú su elefante blanco, sea rey francés o marquesa de Madrid. Un día carga contra el nuncio y otro contra el primado, hasta que el iluminado descubre que su enemigo es el Papa, la Iglesia. Porque el predicador quiere poder político y ahora Florencia es suya. Demasiado tosco para la finezza vaticana, que se mueve como serpiente hasta morder. Lo que era una predicación eclesial, por encargo, se convierte en fanatismo sectario, la secta de un personaje que ellos mismos han creado.
"Va siendo hora que la gente con dos dedos de frente sepa distinguir entre lo político y lo místico, y asimismo entre lo místico y lo religioso… Cristo no se afiliaría a ningún partido". -Carlos Díaz.
Dice Pío Moa que los cristianos —«inútiles beaturrones, generalmente tan sectarios y enemigos de la libertad como los comunistas»— aburren. Es el utilitarismo que ha desarrollado Losantos apropiándose no sólo de la derecha o el liberalismo, sino haciéndose representante de la Cristiandad. Se justifican en el eufemismo ese de las raíces cristianas, que valen para todo (raíces de Texas, Etiopía o Rusia), con las que el Partido Demócrata se monta un Ku Klux Klan o aquí una cruzada. Cuando opinan sobre el repudio de la Iglesia a Franco en los 60-70 demuestran su pintoresca visión de la historia. No se puede salvar "física, materialmente" a la Iglesia. Claro que ésta no iba a posicionarse con los de las matanzas del Frente Popular, pero se pasó de frenada. En Polonia no hubo salvadores, ni francos o losantos —conste que no soy yo quien les compara— y la Cristiandad sigue adelante, como en Rumanía, Alemania o India. «Si esta obra es de los hombres se desvanecerá, pero si es de Dios no la podréis destruir», dijo Gamaliel. Por eso, el nacional-catolicismo, además de una contradicción aberrante, fue una terrible herejía. «Ninguno de los ejércitos que desfilaron, ninguna de las armadas que navegaron, ninguno de los parlamentos que se reunieron, ninguno de los reyes que reinaron, ni todos ellos juntos han cambiado tanto la vida del Hombre en la tierra como ésta vida solitaria». En palabras de Hans Küng, el cristiano del siglo XXI será místico o no será. La Iglesia es tan tonta que sobrevivió a Diocleciano, Napoleón, Hitler, Mao, a las sectas estalinista y fascista. Viene entrenada desde Nerón y cuando pase la última ideología o el último salvapatrias, seguirá aquí.
Federico Jiménez nunca ha dejado de tener, como Pío Moa o Jaume Roures, formas de izquierda radical. Lo suyo es agitación y propaganda, consignas, censura y pensamiento único. ¿Qué esperaban? ¿Llenar los templos con esa banda pagana? Suerte tendrán si les queda alguna X en la casilla de la Iglesia. El lunes 6 de abril, la sustituta de La Mañana en COPE para Semana Santa no pudo dar paso a los oyentes. La catarata de insultos contra los obispos, aprendida por la secta como libertad de expresión, aconsejaba suavizar aquello de somos libres. Es solo el principio. Aquí tienen su parroquia, monseñores, lo más evangélico, lo mejor de cada casa:
-Adios a la COPE si no están Federico y Cesar.
-Adios a la X en la renta.
-VOTO NULO al PP en las europeas. Tachar a M.Oreja y poner a Federico.
-Adiós a las ayudas económicas a las ONG’s de Congregaciones Religiosas relacionadas/dependientes/vinculadas a la CEE.
-Adios a PopularTV.
-Adios a la VISA COPECARD.
-Adios a las noticias por sms de COPE.
-Seguir la cadena de sms a nuestros conocidos:RAJOY Y “SU” PP ECHAN DE LA COPE A FEDERICO. ¡PÁSALO!
Y de la COPE ni el polvo.
Es un fenómeno bastante nuevo, aunque su rebaño siempre ha estado ahí —«¡Tarancón al paredón!», gritaban—, son paganos que usan la Iglesia para ver «qué hay de lo mío». Los gurús, una evolución de los que inventaron el informativo de autor a la americana como Carrascal, y el estilo —hoy inocente— de los grandes precursores José María García y Antonio Herrero. Los telepredicadores como Gabilondo no triunfan, aburren a las macetas echándonos la culpa a nosotros de sus propias obsesiones. No se trata de hacer opinión sobre la información, sino que todo se supedite a las ideas del gurú. Son La Noria pero sin debate. El profeta debe decir qué opinar, cómo valorar los temas, cuáles son dogmas fetén y cuáles del enemigo. Porque no hay rivales ni contrincantes, sólo enemigos. Así lo han entendido Wyoming, Sopena o Jiménez Losantos, porque el negocio seguro está en la trinchera, la pela es la pela, como bien comprendió Zapatero.
El lunes de Pascua, Pedrojota Ramírez resucitaba el 11-M en portada (pdf), y un día antes, en la Resurrección, se refería a los oyentes del comunicador cristalinamente: «más de medio millón de fieles», «millones de seguidores» con «la fiebre de todos los devotos de Jiménez Losantos».
Es una joint venture de esas que gustan tanto en El Mundo. Wyoming, Vidal, Carod, Losantos, Roures, Ramírez, Zapatero y Aguirre unidos para poner el cazo. Losantos ha sido el más firme puntal de Zapatero, al modo en que Michael Moore consiguió que votaran a Bush. Con Losantos despotricando y El Mundo haciendo el trabajo sucio, Zetapé puede plantar bonsais en Moncloa y esperar a que crezcan sequoias. ¿Tienes dudas? Escucha la COPE. Zapatero, de los nervios, llama a Pedrojota: «Si nos quitan a éste tío, ¿qué hacemos?» Calma presidente, que ya encontrará algo la lideresa o Rouco hará un milagro, o sacamos la memoria histérica, que eso nunca falla. «¿Y el 11-M, Pedro?» Ya no cuela, presidente, y encima te ha dado por detener etarras… Tranquilo Joseluis, como me llamo Pedrojota que te planto un millón de peones en la calle pidiendo echarte a ti… o a Rajoy.
Losantos empezó con mano férrea y prohibida la disidencia, nada de idearios, lo que cuenta es lo que diga el líder. Los obispos olvidaron que su heraldo era principal promotor del aborto libre en España, ni plazos ni excepciones, arguyendo que es cosa de mujeres o parte inherente del liberalismo. Paganismo neocón. Informativos, tardes y noches a reproducir las palabras del profeta… Hasta que llegó la guerra de Irak. La Iglesia por un lado, con pronunciamientos durísimos del Papa, y la COPE a lo que mande su mesías. Los cristianos no entendían nada. Desde arriba Juan Pablo mueve la cabeza. Cristina López se desmarcó, junto a la Iglesia Católica, firmemente en contra de aquella monstruosidad. Solo Alfonso Coronel de Palma, ya como presidente, pudo salvarla de la quema. Antonio Casado, al que los hinchas insultaban en directo, dejó el barco.
Luego vinieron distintas campañas con mayor o menor fortuna comercial. Un pastón. «Prócer de la maledicencia», le llamó el filósofo cristiano Carlos Díaz a finales de 2005 en la Tarde. Lo echaron de COPE. «Mi empresa es la verdad, ¿por qué no sales tú de la mentira? Estás acojonada por criticar a Jiménez Losantos», diría Carlos Díaz. Ya en 2006, Losantos y Alberto Recarte intentarían echar —otra vez— a Cristina López Schlichting para controlar la tarde con su joven pupilo Dieter Brandau, que estaba a cargo de La Mañana fin de semana. Indignidades como su posicionamiento para liberar a los terroristas del 11-M. Boicot al ABC y defenestración de Zarzalejos. Hazañas como fagocitar y destruir la AVT, convirtiéndolos en peones. Golpe de Estado, España se rompe, rendición en mi nombre no y cambio de régimen. Por las noches, el gobierno nacional-socialista de Cataluña y el bachiller Montilla, sin ánimo de ser exhaustivos y a la espera de Dieter por las tardes. La estrategia era clara: usar los medios de COPE para promocionar su propia empresa; hacer LD con el dinero de COPE. Además, visto lo ocurrido con José María García, el control absoluto debía incluir una amenaza de estampida con todo su equipo. Negocio viento en popa.
Cuando uno lee los resúmenes que la prensa internacional hace sobre esta etapa, si no estuviera avisado, no daría crédito. «Le petit taliban des sacristies», «pamphlétaire de 58 ans», dice Le Monde:
“Il a notamment traité un magistrat de “terroriste”; l’ancien directeur du quotidien monarchiste ABC de “scorie intellectuelle” et de “déchet grotesque”; le maire conservateur de Madrid de “laquais de Zapatero” qui aurait été “indifférent aux 191 morts”… cet ancien maoïste… a consacré l’essentiel de ses matinées radiophoniques à consolider “la théorie de la conspiration”… les services secrets espagnols, les socialistes, la police et l’ETA auraient comploté”.
Por el camino iban dejando montones de juguetes rotos. A Fernando Lázaro lo pillaron en pleno montaje. Aquel «experto» en inmigración de la CEP, Rodrigo Gavilán, terminó suspendido y Telemadrid condenada (pdf). Zaplana, Acebes, Alicia de Castro, del Burgo… El desastre de Alcaraz es total, un alarde indigno e injusto con las víctimas del 11-M, y la batalla contra Casquero por rechazar a los defensores de terroristas islámicos, indescriptible. Ana Alastruey y Susana Moneo saltaron del barco, y mientras Dieter se concentraba en LD-TV Alfonso Merlos ocupaba su puesto en COPE.
Más tarde, a finales de 2008, Cristina cometería «pecados» tales como entrevistar a Gallardón y tener la osadía de mantener buenas cifras de audiencia. Nada menos que Miguel Ángel Rodríguez es contertulio de La Tarde, con Girauta, otro que despertó, y con un timing que ni adrede. La Mañana bajaba al tercer puesto nacional perdiendo un 30% de ingresos. Gabriel Albiac se atrevía con las incoherencias del jefe: «O estar con los asesinos del 11 de marzo, o estar con quienes los persiguen», decía. Alfonso Merlos —Profesor de Terrorismo Islamista en el Máster de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, profesor de Periodismo y Opinión Pública en IE University— se desmarcaba totalmente de la conspiranoia en una serie de estudios valiosísimos sobre el yihadismo. Es el Sr. Merlos quien en 11M: la consagración de la red norteafricana del sistema Al Qaida (pdf) identifica Al Qaeda en el 11-M como «tres sistemas de redes y anillos concéntricos», añadiendo que «yihadistas marroquíes ocupan posiciones de responsabilidad en cada uno de los planos de la trama del 11M», y avisando de lo cerca que hemos estado (¿estamos?) de otro 11-M en Barcelona.
Unos meses antes, la COPE y El Mundo lanzaron su campaña contra Rajoy con la consigna de Valencia-Bulgaria. Cuando el congreso de Esperanza Aguirre muchos se preguntaron por qué no había un Madrid-Pyonyang. La respuesta vendría de concesiones ilegales de televisión y adjudicaciones de radio a dedo. Frustrado su asalto al poder, algunos como Ignacio Villa dejaron el seguidismo acrítico. Losantos lo largó de su tertulia. En febrero del presente año, una oportunidad histórica nacía con las gallegas y vascas. Antes, la COPE y Jaime Ignacio del Burgo (otro padrino) forzaron la ruptura con UPN. La esquizofrenia era evidente. Villa se dejó de monsergas y negocios, apoyando el cambio. Lo sacaron de LD en febrero y en marzo de LD-TV.
"Si Esperanza Aguirre le da la licencia a Federico y no a la Cope, o se va Federico o me voy yo". -Alfonso Coronel de Palma
La puntilla de los obispos la preparaba el propio Losantos hace tiempo. Ha tenido la más poderosa plataforma gratuita para lanzar su diario en la red, su televisión y la radio a pachas con Pedrojota. Todo en competencia directa —y desleal— con quien le paga. Las adjudicaciones ilegales de TDT las dejaron pasar, porque les tocaba algo en la pedrea, pero eso de perder la única licencia de FM en Madrid para que se la regalen a su empleado (Unidad Liberal Radio, de Unidad Editorial y Libertad Digital), dejando a COPE como la única gran radio sin frecuencia de FM propia —no alquilada— en la capital fue una provocación en toda regla.
En su librito sobre Savonarola, Inquisición, la Furia de Dios, César Vidal se pregunta:
"¿Era un profeta de Dios o un ejemplo de fraudulento fanatismo?"
Supongo que dependerá de a quién pregunte. El fraude, en todo caso, no era suyo sino de sus jefes. Es fácil ahora afilar el hacha. Sin embargo el problema no es Jiménez Losantos, nunca lo fue. Ha sido un fenómeno mediático casi sin precedentes, persona de indudable talento que tiene aportaciones notables. Son los obispos quienes reparten bulas de predicador. Les toca penitencia y la tendrán. Veremos si Losantos se va dignamente o aguanta hasta el final de contrato después de hacerles la cama.
"Se indignan contra mí y me mandan cerrar la boca diciendo que un monje no tiene por qué juzgar a los obispos. Más preferiría cerrar los ojos para no ver lo que veo". -San Bernardo
La crítica, si es constructiva, hecha desde el reconocimiento de la propia debilidad y la aceptación del Magisterio, puede ser legítima. Pero acatar las fobias y desequilibrios de sopenas, piosmoas, wyomings o losantianos, más que patético parece de chiste. Gracias a todos, a unos por su histerismo anti-cristiano, y a otros por su ayuda» envenenada, pero mejor se dedican a sus negocios y obsesiones en su casa.
Y ustedes, obispos, aclárense. Dejen la política. En los 50 se nos hicieron franquistas, en los 60 jipis clergimanes y en los 70 comunistas, en los 80 felipistas, después de Aznar; luego para ser cristiano había que ser del PP, liberal y ahora de un secta neocón que concede antenas de radio. Siempre es más difícil seguir el consejo de nuestra Madre: «Haced lo que Él os diga».
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