Podríamos decir que empezó en La Meca, y sería lo mismo, pero por tomar un ejemplo más reciente digamos que empezó en Persia, donde no hay árabes.
En las postrimerías de 1979, una heterogénea pléyade de grupos tomó las calles de Irán al grito de "libertad"... así lo cuenta Javier Martín, el especialista de EFE para Irán o Egipto.
De pronto, sin que sepamos por qué, a los guías de Occidente les ha dado por llamar dictaduras a todos esos regímenes islámicos que anteayer eran
democracias o, como mínimo,
moderados. Sus líderes, genuinos representantes de eso que se ha dado en llamar islam moderado, son ahora, por arte de magia, dictadores. En Túnez, Zine El Abidine Ben Ali era hasta ayer un firme aliado europeo, socialista y demócrata, miembro pleno de la Internacional Socialista con el RCD (Rassemblement Constitutionnel Démocratique), el partido socialista tunecino (el pasado 18 de enero de 2011 lo han expulsado de la IS). En Egipto, Hosni Mubarak era hasta ayer un firme aliado europeo, socialista y demócrata, y sigue siendo miembro pleno de la Internacional Socialista con el Partido Nacional Democrático (PND).
Cualquier titular anterior al 15 de enero habla de ellos como presidentes, nos cuenta sus éxitos electorales, lo bien que les iba a sus pueblos liberalizando la economía y nos transmite opiniones de líderes europeos o americanos elogiando su labor, diferenciando entre estos
demócratas de toda la vida y los tiranos islámicos como Sadam Husein o Ahmadineyad. El presidente egipcio, Mubarak, era
«un auténtico defensor de la Democracia». ¿Acaso lo dudan? Ayer mismo, la flamante ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, elogiaba
«el proceso de apertura democrática y reformas políticas y sociales» de Marruecos, descartando «ningún tipo de riesgo» de contagio para la monarquía alauí (libertad y democracia… ¿son un riesgo?). Es verdad que Mohamed VI no es de la Internacional Socialista, pero tiene de jefe de negocios en España a Felipe González, y EE UU sitúa al Palacio Real
en la cima de la corrupción.
Especial mención para todos los enviados y todos los editorialistas de grandes medios. La corresponsal de COPE en El Cairo, Beatriz Mesa, está eufórica: «un grito desesperado de libertad», dice. Los de la Sexta, ABC o El País, también:
el pueblo pide libertad, revolución por la democracia, etcétera, son las cantinelas habituales, mientras vemos manifestaciones y algaradas sin ninguna diferencia con las de, por ejemplo, Grecia. Gente joven, con acceso a Internet, bien formada y en paro, protestando por tener que pagar una crisis de la que no son responsables, mientras los culpables reciben montañas de dinero y sus gobiernos echan las culpas al mundo mundial. Atribuir a las masas esos deseos de libertad, democracia y derechos humanos, es una mera proyección occidental, un
wishful thinking progresista que ni siquiera es
wishful, pues choca con todos los intereses de gobiernos tanto europeos como de USA.
Lo que está pasando es exactamente lo mismo que pasaría en España sin el sindicato vertical, CCOO-UGT, o si mandara la derecha. ¿También lo dudan? A ver cómo se explican que millones de jóvenes no salgan a la calle, o se echen al monte, con un paro juvenil que ha pasado del 17% en 2006 al 43% en 2010. Todo ello sin contar a los cursillistas,
trabajando por el país según el gobierno. Zapatero ha hecho más por la familia que ningún presidente anterior, ha conseguido que los hijos vuelvan a vivir con los padres. Y por Europa, ha resucitado aquello de vente a Alemania, Pepe. Todo un estadista.
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