La semana pasada, Libertad Digital que sigue haciendo caja con la falsa conspiración, y Luis del Pino, metían en su conspiranoia al propio juez Bermúdez, a raíz de que este cortará las referencias improcedentes a ETA. Se preguntaba hipócritamente Del Pino:
¿y cómo sabe Gómez Bermúdez que no tiene relación con ETA ninguno de los imputados? ¿Dispone de alguna información que no tengamos los demás?Este es el último "enigma" de del Pino, el nº33.
Empieza afirmando varias veces que, al testigo (comisario Gómez-Menor)
"a las 13:11:01, sus subordinados le confirmaron..."...Las pesquisas que llevaron a Leganés. Bien, aquí se oye la declaración del testigo, REPITE MUCHAS VECES LAS 15:11:01, las 15h. NO las 13h. Pues así, todo. Esas son las fuentes "fiables" para la conspiranoia.
Ahora se ven obligados a sumar, como conspiradores a El Mundo y Casimiro García-Abadillo, que ya están en franca retirada. Escribe García-Abadillo:
¿QUIÉNES FUERON LOS AUTORES DE LA MASACRE?
parece clara la participación directa en los atentados de los siete suicidas de Leganés. También resulta plausible la implicación de otros presuntos terroristas huidos como Daoud Ouhnane, Said Berraj, Mohamed Afalah o Mohamed Belhadj.
Y yo, ya estoy en otra cosa. De eso quiero hablar, de lo que produjo un 11-M: TAKFIR WAL HIJRA.
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Muchos de los que nos encontramos por estas páginas sentirán pesadez con el tema que quiero tratar. Puede ser árido, y por su naturaleza no apto para desarrollarlo en “artículos”, sino más bien como una especie de libro por capítulos que muchas veces bajará de interés. No importa. Por mi parte haré el esfuerzo de concretar y resumir todo lo que pueda mi conocimiento del islam, pero la intención es dejar un documento que pueda ser consultado cuando la fiebre conspiracionista haya pasado o cuando –Dios no lo quiera- tengamos que enfrentar nuevos desafíos islámicos.
En España hay unas 182 mezquitas registradas, aproximadamente el doble de “controladas”, y más de 800 están funcionando sin ningún tipo de control (las agrupaciones legales se niegan a que las mezquitas e imanes sean censados). La principal comunidad islámica en España es marroquí, pero sin duda es el wahabismo la primera fuerza de penetración islámica, que cuenta además con la potencia del petrodólar saudí. Esa mezcla de intereses magrebíes y árabes conforman el islamismo español. Históricamente, siempre ha sido así.
Anti-conspiranoia: hay diferencia.
En las últimas semanas me he dado cuenta de que existe un tremendo abismo que separa a algunos anticonspiracionistas liberales de los puramente sectarios. Se establece, sin embargo, una especie de “alianza táctica” entre nosotros, algo así como que en el tema de la conspiranoia trabajamos juntos por un mismo fin, pero es difícil salir de lo estrictamente técnico-jurídico sin empezar largas e inútiles discusiones. Ni que decir tiene que para muchos –como ocurre con la conspiranoia en la derecha- la lucha anticonspiracionista en el 11-M lleva aparejado el desprecio por la mitad de España que vota populares, el fanatismo anti-PP y particularmente un rencor amargo hacia la obra y los gobiernos del presidente Aznar.
Estos días de campaña, Gallardón y Ana Botella han sido insultados por una vocal de distrito del PSOE: "Recuérdale a tu marido los muertos de Santa Eugenia", le espetó a la señora de Aznar la socialista, culpando a su marido del 11-M y acusándolo de asesino. Esta vocal del PSOE refleja muy bien el complejo y sentimiento de culpa que desde la izquierda se silencia con prepotencia y auto-engaño. No se plantea la socialista para qué gasta Zapatero 7 millones de euros por misil en 24 Tomahawk de los EEUU, ni que solo serán instalados tras construir unos submarinos y fragatas que ni siquiera existen, o que para poder lanzarlos el gobierno de USA se reserva los códigos finales para dar, o no, su permiso imprescindible (como pasa con los Cougar caídos en combate):
No se lo plantea porque el ejército español está en Afganistán “en misión de paz”, muriendo y matando pero “en paz”.
Tal y cómo se desarrolló el “efecto Manjón” desde el día de la matanza (precedido por las infames campañas del Prestige y la guerra de Irak), mucha gente que demuestra un notable sentido crítico para otras cuestiones pierde la cabeza en cuanto se pasa del “11-M atentado” al “11-M política”, y hace prácticamente imposible una discusión enriquecedora sobre ello. La política es diferencia de forma y fondo entre anti-conspiracionistas de distintos ámbitos. Eso ha cambiado muy poco, pero no puede ser causa para adormecer nuestro sentido de análisis. Me he dado cuenta con tristeza, que en el centro de las diferencias está la misma visión que de la yihad se tiene en las filas anti-conspiranoia. Los culpables del 11-M son un tipo de mahometanos, pero son los “mahometanos malos”, lo que aquí hemos bautizado como “islamistas”, un concepto inexistente y que nace de la prepotencia occidental.
El manual progre combate la conspiranoia del 11-M pero es incapaz de asumir qué cosa es la yihad, el islam o el mismo Mojamed. Todo "buenismo", todo relativismo; Mojamed, el Buda, Mani, Zoroastro y Cristo son parangonables, el islam es como el budismo, el cristianismo o el hinduismo, según la visión progre/zapateril... Partes del liberalismo y la derecha prefieren no verlo para no comprometer su impostura sobre el 11-M. Es necesario explicar en qué consiste el islam, qué predicó y que hizo su fundador, para entender qué son el salafismo, los Hermanos Musulmanes, Al-Qaeda o los takfiris.
Lo que digo es que el movimiento Takfir Wal Hijra es posiblemente la versión actual de islamismo más cercana al fundador, su palabra y obra, a la historia y las fuentes del islam. No son ellos los "heréticos", sino las versiones edulcoradas tanto de sunismo como de chiísmo. Los Takfir Wal Hijra no se cargaron a Ben Ladem en su día porque no pudieron, pero lo intentaron... Por eso no les creo parte de Al Qaeda, si acaso, solo tácticamente.
A mi juicio, la imagen de los tafkiris que da el mismo sumario del 11-M está muy equivocada. Es la imagen occidental de un islamismo inexistente.
Esta noción no es gratuita, atiende a tres tipos de “visiones” sobre el tema. Depende del observador o analista:
1º) La ignorancia. El enorme desconocimiento sobre una cultura tan cercana y, al mismo tiempo, tan alejada de los parámetros occidentales (de raíz cristiana, humanista o marxista, es igual), lleva a otorgarle categorías propias, lo que en el fondo tiene una buena dosis de soberbia, de “prepotencia occidental”.
2º) El buenismo. Es producto directo del relativismo cultural, de parangonar distintas categorías según el patrón propio, inconsciente. A menudo entre cristianos o simplemente personas educadas en sociedades cristianas (ocurre también con hinduistas o budistas, pero en distinto modo, pues estos han fagocitado el mahometanismo sincrético, adaptándolo a casi irreconocibles estructuras religiosas, por ejemplo en India).
3º) El mahometano occidentalizado. Este contemporiza su fe de origen con la patria (de adopción o no), creando un mahometanismo edulcorado, “buenista”, donde priman los grandes valores positivos del islam, como la limosna y la solidaridad. Estos colectivos compatibilizan una fe “musulmana” con la aceptación de la sociedad en que viven, el acatamiento de las leyes civiles y faltando al principio inalienable de que no hay ley más alta que la sharía.
En primer lugar es un invento occidental la separación del islam entre “islámicos” e “islamistas”. Esto no quiere realmente decir nada. Por atribuir un valor a las palabras, el islamista sería el mahometano activo, el que practica el proselitismo tal y como marca el Corán, mientras el islámico sería un mahometano pasivo, que lleva su fe íntimamente, o familiarmente y en su comunidad, pero sin deseos de extenderla. El islámico es realmente raro entre los recién llegados a occidente, y no por deseos de conquista cultural o religiosa, sino por un sincero anhelo de convertir al máximo de personas a su fe, tal y como está obligado a hacer cualquier buen musulmán.
Así pues, el mahometano es, casi siempre, islamista; la diferencia estaría en el método empleado. Cuando se usa la violencia, o simplemente la sagrada yihad tal y como es prescrita por el fundador, tendríamos lo que nosotros llamamos terrorista islámico.
Se presupone que cualquier creencia es proselitista, pero nada más lejos de la realidad. En los movimientos religiosos hay tendencias expansionistas o no, incluso en un mismo credo en diferentes períodos. El mahometanismo es un caso particular de proselitismo extremo, que se justifica como una buena acción del creyente; pero sobre todo es un caso único de credo que se fundamenta en su continua expansión, en su permanente "estado de guerra" contra la increencia, de lucha y sometimiento de los infieles. Eso significa "islam", "sumisión"; ese es su método proselitista, la "yihad", y eso son los "muslimun" o el "muslim": "sumiso".
El fenómeno takfiri sería, para entendernos, una manera de reproducir lo más fielmente las ordenanzas del profeta y el Corán. Un islamista que lleva hasta sus últimas consecuencias los preceptos de su fe, y que reproduce –como veremos más adelante- estructuras organizativas, tácticas y vitales, muy próximas a las desarrolladas durante el primer período de expansión mahometana. Sus grupos, los reclutas y adeptos, así como los métodos empleados, veremos que se corresponden casi calcados a los que nacieron desde el año uno de la Hégira. Incluso fenómenos que nos resultan tan extraños, como la aparente “transformación” de jóvenes muy occidentalizados, inmigrantes de segunda o tercera generación de familias adineradas, con estudios superiores y muchas posibilidades de medrar en la escala social, que sin apenas percatarse su familia y otras personas de su entorno, aparecen un día involucrados en hechos de máxima gravedad (tal es el caso de Londres o Nueva York). Otro caso, también muy fiel a los orígenes y a la vida del propio Mojamed y sus discípulos (como veremos con ejemplos concretos), es el que parece haber sido la fuente del 11-M en Madrid: son los takfiris.
Eso me propongo explicar, y lo veremos juntos mediante los grandes autores orientalistas que han analizado el arabismo y el islam desde perspectivas científicas, normalmente marxistas o principalmente del humanismo francés. Intento descartar cualquier autor de referencia cristiana ( Hanna Zacharias o el padre Jomier), pero sin dejar de lado a las fuentes musulmanas que aportan un valor añadido por “poco sospechosas”, como Ibn Hisham o el Waqidi; y por su puesto los hadith y el fundamental Corán. Hadith solo hay algunas recopilaciones en español, pero tenemos muy buenas ediciones francófonas; el Corán sí existe en varias versiones españolas que incluso cuidan de su estupenda poesía, y como ya he dicho otras veces yo sigo siendo fiel a la clásica de J.Vernet que es de muy agradable lectura.
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